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Para José de San Martín, general en jefe de la Expedición Libertadora, no bastaba con la victoria militar para liberar al Perú, sino que era necesario ganar los corazones y las mentes de los peruanos a favor de la gesta emancipadora. Por ello, tras la retirada del virrey y de las autoridades españolas de Lima, delegó los preparativos para la proclamación de la independencia a la élite limeña, que colaboró con el general argentino, ya que su presencia era la única garantía de seguridad ante el vacío de poder.

La llegada de la Expedición Libertadora al virreinato del Perú, al mando de José de San Martín, puso en aprietos a uno de los principales baluartes del fidelismo en América del Sur. Tras diez meses de enfrentamiento, parecía que la victoria estaba del lado de los patriotas, pues no solo habían logrado liberar diferentes ciudades, que se convertirían en los departamentos del nuevo Estado peruano, sino que también obligaron al virrey a abandonar la capital. En estas condiciones, San Martín proclamó la independencia del Perú.

Referencias

Lynch, J. (2010). Las revoluciones hispanoamericanas 1808-1826. Ariel.

Orrego, J. L. (2012). El final del Perú borbónico: de San Martín a Bolívar. En M. Chust y I. Frasquet (Eds.), La patria no se hizo sola (pp. 229-254). Sílex.

Ortemberg, P. (2009). La entrada de José de San Martín en Lima y la proclamación del 28 de julio: La negociación simbólica de la transición. Histórica, 33(2), 65-108. https://revistas.pucp.edu.pe/index.php/historica/article/view/13

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